
Utilizar las viejas glorias de Apple para hacer un monumento decorativo a Apple, como un tótem moderno, tiene el atractivo encanto de la adoración (y recuerda al mito del contorsionista capaz de chupársela). Aunque se puede entender desde cierto punto de vista: ¿cómo se plantea la vida de adulto un artista callejero, con todos los respetos, como Satta van Daal? Muy fácil: montando en Melbourne un servicio para fanboys de Apple, que pueden enviar sus equipos viejos para que se los redecoren a juego. Esperemos que al menos su repertorio vaya un poco más lejos que esta famosa imagen de Job y Woz haciendo de las suyas.
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